En las dos entregas anteriores de este artículo, les ofrecimos una serie de consejos ineludibles para afrontar un juicio. En esta tercera y última entrega, comentaremos en forma de lista y de manera breve lo que consideramos las normas que deben tener en cuenta, aunque quizá de manera más relajada.
- No haga de su causa (o de su juicio) una noticia. Es decir, no acuda a la prensa ni a la televisión local para contar su pena. Pueden pasar dos cosas: que no les interese lo más mínimo o que sí les interese y que hagan difusión de ello pero esto se le vuelva en su contra a usted. No obstante, esta regla tiene una excepción: a no ser que su defensa se pueda ver favorecida por la difusión que haga de ella. Y esto se puede traducir en lo siguiente: si el caso no merece estar en la portada de un periódico nacional, absténgase de ello, pues no le ayudará, y en el peor de los casos le perjudicará.
- No lleve a más de dos personas de su entorno al juicio. Y esto no es bueno para usted porque la impresión que se puede llevar el juez es que intenta “intimidarlo” por la vía de la presión social, es decir, que pretende coaccionarlo mediante el número de personas que lo respaldan y no ganar el juicio porque usted tenga la razón.
- Sea parco en palabras. Esto es, si puede contestar a la pregunta que le haga, quienquiera que sea, en un juicio, con tres palabras no use cuatro. Hay personas que se empeñan en dar rodeos kilométricos cuando le preguntan algo concreto. Esto puede dar la sensación de que usted, o bien no está seguro de lo que dice, o, aún peor, que necesita adornar su discurso para esconder algo. Además, cuanta más información dé, más ventaja sacarán el abogado contrario o el fiscal para tumbar su discurso, recuerde que son profesionales en estas lides.
- La vulnerabilidad es su amiga. Y es que los abogados deseamos fervientemente tener ante nosotros a una persona segura de sí misma, calmada y con una considerable verborrea en un juicio, antes que alguien nervioso y frágil. La razón es de Perogrullo: si la persona a la que se interroga muestra una actitud de desamparo, el juez, como ser humano que es, puede llegar a salir en su defensa si considera que el interrogatorio que le está realizando el abogado contrario es demasiado agresivo. Y al contrario: si el juez considera que la actitud del interrogado es vehemente, de todas todas lo tendrá en cuenta a la hora de redactar su sentencia.